Diagnóstico y detección del cáncer de cuello de útero
De una manera muy general, una persona podría llegar a sospechar que está padeciendo de un cáncer de cuello de útero cuando existe un sangrado excesivo cada 2 menstruaciónes; si las secreciones vaginales son mal olientes, ello también podría llegar a ser una pequeña señal de la enfermedad en el organismo.
Existe una prueba que tiene el nombre de Pap, misma que tiene una eficacia de hasta el 90% en la detección del cáncer de cuello de útero, pudiendo detectarlo incluso antes de que sus síntomas aparezcan; estadísticamente se ha logrado reducir en un 50% las muertes por esta enfermedad gracias al examen Pap, algo que es recomendable realizarse a partir de los 18 años o cuando se ha iniciado una vida sexual activa. Este examen se lo puede realizar una vez al año, aunque sí todo indica el comportamiento de un organismo normal, la prueba se la podría realizar cada 3 años.
Pruebas y exámenes para detectar el cáncer de cuello de útero
Si este examen del Pap indica una anomalía (posible cáncer) y el ginecólogo ha detectado alguna masa, formación sospechosa o úlcera en el cuello uterino en una exploración pélvica, posteriormente se deberá realizar una biopsia de dicho tejido al microscopio con el objetivo de confirmar o rechazar la presencia de un cáncer de cuello de útero. La revisión del interior del cuello uterino se realiza mediante una colposcopia, misma que utiliza a un colposcopio (un tubo de visualización y una lente de aumento) que se introduce minuciosamente en el útero para extraer al tejido a ser efecto de la biopsia. El procedimiento puede ser algo doloroso y provocar un pequeño sangrado que el médico tratante sabrá corregir con medicación
Luego de haber sido diagnosticado el cáncer de cuello de útero, se tratará de definir el tamaño y también la localización del mismo, algo que se realiza mediante una exploración física en la pelvis y también, con la ayuda de algunas pruebas adicionales que pueden involucrar a:
- Una radiografía del tórax.
- La cistoscopia.
- Una Sigmoidoscopia.
- La Pielografia intravenosa.
A pesar de que estas son las pruebas convencionales que se suelen realizar para tratar de detectar un cáncer de cuello de útero, otras cuantas podrían llegar a acompañarlas, estando por ejemplo una tomografía computarizada o radiografías del hígado y huesos, algo que depende de cada caso y anomalía.