La migraña, hoy día 12 de septiembre es el día Europeo de Acción contra la Migraña
La migraña es la forma de cefalea más común y se caracteriza por la existencia de crisis de cefalea recurrentes y eventualmente muy intensas, generalmente localizadas en uno de los hemisferios longitudinales de la cabeza y que en bastantes ocasiones va acompañada de náuseas, vómitos e hipersensibilidad a la luz y al ruido, pudiendo ser agravada por la actividad física.
La actual clasificación de las cefaleas de 2013 definida por la Internacional Headache Society (ICS), incluye a más de 300 tipos, que se agrupan en tres grandes apartados: cefaleas primarias, cefaleas secundarias y neuropatías craneales dolorosas (incluyendo otros dolores faciales y otras cefaleas)
• Entre las cefaleas primarias se distinguen la migraña, la cefalea de tipo tensional, las cefalalgias autonómicas trigeminales y otras cefaleas no causadas por lesiones del sistema nervioso.
• Las cefaleas secundarias se producen como consecuencia de enfermedades o trastornos que afectan al cerebro: traumas o lesiones en la cabeza o cuello, alteraciones vasculares craneales o cervicales, alteraciones intracraneales no vasculares, abuso o retirada de sustancias, infecciones y alteraciones de la homeostasis. Asimismo, se incluyen en este grupo a las cefaleas y dolores faciales atribuidos a trastornos del cráneo, cuello, ojos, nariz, oídos, senos, dientes, boca u otras estructuras faciales o cervicales, así como las cefaleas atribuidas a trastornos psiquiátricos. Aunque forman un amplio grupo, representan menos del 5% de todos los cuadros de dolor de cabeza.
• Finalmente, en el último grupo se incluyen a las neuropatías craneales dolorosas, otros dolores faciales y otras cefaleas no clasificables en los dos primeros grupos. Suelen estar relacionadas con la irritación o compresión de los nervios que inervan la cabeza (pares craneales o algunas de sus ramas), la cara o el cuello, como la neuralgia del trigémino. Esta última se caracteriza por dolores fa- ciales de breve duración, carácter lancinante e intensidad insoportable, a modo de descarga eléctrica, que se desencadenan con estímulos mínimos, como los movimientos masticatorios al comer o rozar la cara con la mano.
La migraña es la más importante de todas las cefaleas primarias en la práctica clínica. Se caracteriza por dolores de cabeza muy intensos, de varias horas de duración, que suelen localizarse en la mitad de la cabeza, que se describen generalmente como un latido o pulsación y pueden acompañarse de náuseas, vómitos e hipersensibilidad a la luz y el ruido. Se distinguen seis tipos fundamentales: sin aura, con aura, crónica, complicaciones de la migraña, migraña probable y síndromes episódicos asociados a migraña.
Por su parte, las cefaleas de tipo tensional pueden ser episódicas (frecuentes o infrecuentes), crónicas y probables. Se caracterizan por dolores de cabeza de intensidad menor que los de la migraña pero también de varias horas o días de duración, que suelen afectar a toda la cabeza y que se describen generalmente como una sensación opresiva constante. Pueden ir acompañados, en algunos casos, de náuseas (raramente de vómitos) y de una ligera hipersensibilidad a la luz y al ruido. Al igual que ocurre con la migraña, es más frecuente en las mujeres que en los varones. Asimismo, se trata de una forma de cefalea muy común, con una prevalencia en la población general a lo largo de la vida de entre un 30% y un 80%, y también con un elevado impacto socioeconómico. Una de sus manifestaciones características – que da nombre al grupo – es la tensión de los músculos que se insertan en el cráneo, fácilmente distinguible mediante una simple palpación y girando levemente la cabeza.
Las cefalalgias autonómicas trigeminales incluyen la cefalea en racimo, la hemicránea paroxística, los ataques de cefalea neuralgiformes unilaterales de corta duración, la hemicránea continua y la cefalalgia autonómica trigeminal probable. Todas ellas se caracterizan por estar lateralizadas y presentar manifestaciones típicamente parasimpáticas en el mismo lado en que se localiza el dolor (ipsilaterales). Entre ellas, la cefalea en racimos es la más reconocida y se caracteriza por múltiples episodios de cefalea de gran intensidad pero de corta duración (entre 15 y 180 minutos) y unos síntomas acompañantes característicos (conjuntivitis, lagrimeo, congestión nasal, rinorrea, sudación facial, miosis, edema palpebral, etc.). Típicamente, las crisis de dolor son nocturnas y despiertan al paciente de madrugada, aunque pueden aparecer hasta ocho veces al día. Se denomina cefalea en racimos porque las crisis se presentan agrupadas y en determinadas épocas del año, que duran habitualmente entre 4 y 12 semanas, permaneciendo posteriormente el resto del año asintomático. Los pacientes suelen presentar crisis una vez al año, preferentemente en primavera o en otoño. La forma crónica, en la que el dolor se mantiene de forma ininterrumpida durante casi todo el año, ocurre en aproximadamente un 10% de los casos. Otras formas primarias de cefalea son las asociadas a tos, ejercicio físico, actividad sexual, tormentas, frío, presión, cefalea punzante, numular, hípnica, etc
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